Las Cataratas de Iguazú (en castellano)
Iguazú. Sólo el sonido de esta palabra les produce a las personas que ya estuvieron allá un escalofrío suave. Es un lugar rebosante de magia y hermosura. Acá se puede vivir la naturaleza con todos los sentidos, no obstante – o quizás por eso – es casi imposible asimilar todas las sensaciones. Probablemente por este motivo ya se escribieron tantos relatos, poemas y blogs sobre las cataratas de Iguazú – intentando reunir todas las vivencias con el fin de compartirlas con otras personas. Y yo no voy a ser la excepción, si bien estoy consciente que tampoco voy a lograr describir la atmósfera y la naturaleza de este lugar como uno la puede experimentar realmente.
Las cataratas de Iguazú están ubicadas en la frontera de Brasil (Paraná) y la Argentina (Misiones). Se las puede visitar tanto desde el lado brasileño como desde el lado argentino. Y el paso de fronteras es muy recomendable, ya que ambos lados ofrecen dos ángulos visuales bien distintos a las Cataratas. Desde el lado brasileño se puede ver y hasta entender las cataratas. En cambio desde el lado argentino se puede sentir y experimentarlas. Acá se presentan dos caminos al visitante: el Paseo Inferior y el Paseo Superior. Mediante el primer paseo el visitante puede realmente sumergirse en el mundo de las Cataratas. A través de centenares de escaleras y caminos inclinados, el paseo les lleva a los visitantes a un nivel inferior del parque nacional hasta el pie de algunos saltos. Pero ya el camino hasta este punto es impresionante. En muchos sitios el paseo no es de tierra sino de un suelo enrejado de hierro que pasa por el borde de la quebrada directamente sobre el río. Ese camino pasa por muchos saltos pequeños y permite al visitante tanto – mirando hacia arriba – descubrir el orígen de los mismos, como – mirando por el suelo enrejado hacia abajo – contemplar el choque del salto con el río en la profundidad. Los choques continuos de muchos saltos más o menos pequeños producen una neblina eterna sobre la quebrada. Ahí, los rayos del sol se quiebran y producen por lo tanto el arco iris eterno. Como el paseo pasa por el borde de la garganta, el visitante tiene durante todo el descenso una vista espléndida sobre el río, cierta parte de las cataratas y justamente sobre este arco iris. Es indescreptiblemente maravilloso.
Finalmente, el paseo lleva al visitante al pie del Salto Bosetti, el salto probablemente más conocido después de la Garganta del Diablo. Este salto está ubicado más o menos en el centro de la medialuna que forman las cataratas en esta parte y por la cual se precipita el Iguazú en las profundidades. El visitante se puede acercar a este salto hasta algunos metros a través de una plataforma. Mirando desde el pie del salto hacia arriba las cantidades de agua caen sin cesar en dirección al observador. Al mismo tiempo se produce un viento cargado de húmedad. A los pocos segundos el espectador está calado hasta los huesos. Acá el hombre se siente a un lado muy pequeño, pero al otro lado también como componente de la naturaleza. Se tiene la sensación de realmente poder sentir la fuerza de la naturaleza. No hay ningún visitante que no se ponga en un estado de euforia y trance. Y tampoco hay ningún visitante que no salga de este lugar con una leve sonrisa.
Desde el Salto Bosetti el paseo va por centenares de escaleras de vuelta al nivel principal. Desde ahí el Paseo Superior ofrece la posibilidad de deambular sobre el Iguazú y a lo largo del borde de la medialuna. Si uno da la espalda por un ratito a la quebrada y observa el Iguazú río arriba, como fluye lenta- y indulente, apenas puede creer que fuerza es capaz de desarrollar solo unos segundos más tarde. Si el visitante vuelve a contemplar la quebrada y mira hacia abajo, puede ver justamente esta plataforma donde estuvo hacía unos minutos. Allí están ahora otros visitantes en el mismo estado de euforia y trance disfrutando del momento que pudo vivir antes. Y si bien el Paseo Superior es realmente lindo, es el Paseo Inferior el que es característico para el lado argentino.
El lado brasileño por su parte proyecta una luz distinta a las cataratas. El parque nacional brasileño está ubicado justamente al otro lado de la quebrada. Solo raras veces se puede acercar a los saltos tan cerca como en el lado argentino (pero no menos espectacular), en cambio se puede disfrutar de una vista fabulosa de lo que se pudo ver antes “solo” desde muy cerca. Las Cataratas de Iguazú en realidad son mucho más grandes de lo que uno se pudo imaginar desde el lado argentino. Lo que antes daba la impresion de ser imenso, de verdad solo es un tercio del tamaño real.
Si se sigue el camino, la perspectiva va cambiando continuamente. Solo se trata de matices, que surgen de la inclinación del camino. Estos, no obstante, son capaces de transformar cada paso en una experiencia, porque las cataratas siguen mostrandose con una presentación nueva y desvelando al visitante cada vez detalles nuevos. El camino lleva finalmente a la embocadura de la Garganta del Diablo. Desde una plataforma, a media altura del salto, se puede contemplar la garganta demoniaca aún mejor. Sin embargo, no son las vistas las que dejan al visitante sin palabras – practicamente consiste en una pared gris de neblina – es más bien el ruido ensordecedor y la imaginación de la imensa cantidad de agua que está cayendo en las profundidades.
Al lector interesado le quisiera recomendar la visita de ambos lados, ya que se destinguen mucho uno de otro. En el caso de que el viaje a Iguazú forme parte de una estadía más larga en la Argentina o en Brasil conviene conseguirse un certificado de residencia, dado que con este formulario sólo se tiene que pagar el precio de los nativos, que es mucho más bajo que lo para los turistas. Respecto a la planificación del tiempo conviene tomarse un día para cada lado, siempre que el visitante quiera visitar las cataratas tranquilamente. El camino por los parques nacionales correspondientes es, por su inclinación y sobre todo por las temperaturas altas y la humedad , muy fatigoso y puede llevar unas horas. Por lo tanto unas horas de descanso después de la visita son muy recomendables.